martes, 9 de septiembre de 2008

0800 maridos

Hace un par de años, en las publicidades de detergente te ofrecían un número de call center para comunicarte y darle un uso fabuloso al detergente para el lavarropas. Así te enseñaban a sacar manchas de aceite, salsa de tomate, etc. Me preguntaba que pasaría si pudiéramos tener un manual, entregado al salir del colegio, para ser futuras buenas esposas. Tal vez se pueda reemplazar la materia de actividades prácticas,( las inútiles que escribimos con la izquierda nunca aprenderemos a tejer) por la de una que enseñara el cuidado y conservación de los maridos...La cosa es que si una aprendiera la "técnica del manejo adecuado para hacer que duren los maridos", habría menos caos de pareja. Se revertirían las tendencias y las mujeres ya no estarían en masa debatiendo el por qué de su soledad. Lección número uno, seguro indicaría el manual, preocuparse más por los hombres. La prosperidad de los tiempos modernos nos puso a las mujeres en un lugar de independencia tal que hasta nos hemos transformado en egoístas…De alguna manera, les hacemos sentir que sus sentimientos y deseos siempre van últimos en la fila- Mi generación ( dentro del rango de los 30 a 45 años) fue criada en una cultura muy “yoica”.Primero uno, si no sos feliz, no podés hacer feliz a nadie…La pregunta que nos hacemos es qué pueden hacer los hombres por nosotras en vez de qué podemos hacer por ellos…Es un clásico determinar que el hombre no es lo suficientemente comunicativo, no nos hace sentir completas, aburre, no deja que una se supere y evolucione, o no crece a la misma par, o no da espacio, o limita, o simplemente no nos da lo que merecemos. Muchas de las mujeres que “sufren y se quejan” de lo que les tocó en suerte deberían preguntarse si realmente le han puesto todas la pilas, tiempo y energía a mejorar su relación, si han respetado aprobado y aceptado al hombre en cuestión. Habrá que hacer un verdadero mea culpa y recapacitar acerca del esfuerzo que se hace en agradar e impresionar a los extraños antes que a la persona que más nos debiera interesar. La cosa es así: A menos que se trate de un hombre con un serio trastorno de la personalidad, las mujeres tienen siempre el toro por las astas cuando el hombre está enamorado. Dale comunicación, respeto, apreciación, comida y buen sexo y él solo querrá cumplir tus sueños o deseos por más tontos que sean éstos. Los hombres son simples en líneas generales. No tienen síndrome premenstrual, rara vez se quejan de hipersensibilidad o desencuentros personales( no se andan quejando de lo que le contestó el suegro ni mucho menos). Por lo general, son directos en lo que dicen, y no van por la banquina para para indirectamente llegar al punto en cuestión. Sufren en silencio largamente antes de soltar una queja o un signo de dolor. Mientras que nosotras tomamos la delantera enseguida para lloriquear o lamentarnos , más aún, lo usamos como método para comunicarnos o entretenernos cuando estamos en grupete. Tan sencillo eso, como que la fuente de su felicidad es ver a su mujer feliz, mejor dicho, que ésta se lo manifieste. Aman ser admirados, ver que una está agradecida de su esfuerzo y hasta esperan el aplauso. Si nos hubieran enseñado que cuando se quejan muchas veces tienen hambre o sueño, y que todo lo que dicen no debe ser tomado a la tremenda, que son nuestros pares y se estresan o se angustian por las cosas como una…Que si se tratara de tan solo una amistad, una les trataría de disminuir las cargas, y no incrementarlas. Si pudiéramos consultar un manual para aprender a conservar maridos, seguramente no encontraríamos consejos como los que abundan hoy, donde si tu sueño es ser una esmerada esposa, te critican desde tu madre hasta tu suegra…Una por pensar que sos una sometida que arruinará su vida, y la otra, por considerarte una vaga, cómoda, vividora del nene o mantenida. A qué punto llega la falta de interés de una mujer por su marido cuando acepta armar una agenda copada de responsabilidades( no hablo de las que trabajan por necesidad) y desmerece el tiempo que debe dedicarle a su relación. Llegar cansada, no tener tiempo para nada y olvidarse del cumplimiento de las obligaciones maritales, se convierte en rutina, y sin embargo ninguna mujer se va a avergonzar ni va a reconocer que no puede con todo. Hay una preferencia total por tener reconocimiento en la vida social, ser una mujer de éxito y de autogestión antes que tener la admiración de un hombre con el que se hubiera decidido pasar la vida de la mano. Y si una no puede con todo? Hay que elegir, el matrimonio es el mejor de los trabajos, las abuelas lo sabían…Y las más inteligentes….te enseñaban la lección. Nunca podés estar cansada nena. Tomarás vitaminas. Si podés te tirás un ratito a la hora de la siesta, te ponés impecable, y lo esperás con una rica cena. Te ponés linda a la hora de irte a la cama y cumplís como la mejor….Seguro que las abuelas tenían razón. Llegaban viejitas con el marido al lado, no tenían celulitis y en vez de botox vivían poniéndose inyecciones de amor.